Defensa de la dimensión pública del conocimiento vs la privatización estratégica

13 05 2011

A diario, comparto con profesores universitarios. Profesores de un alto calibre cognoscitivo y que son un gran soporte estructural para la vida intelectual académica. Sin embargo, tanta regulación y rigidez institucional hace que este derroche de conocimiento quede aprisionado por el dique de la privatización estratégica, ya sea por las editoriales o muy bien por la cultura de rango y renombre (social, laboral o personal) a la que hemos estado sumisos desde siempre. Los modos de regulación intelectual deben tomar un giro distinto, dado que los cambios tecnológicos y económicos están llevando una trayectoria muy diferente a como cuando se legislaron las primeras leyes de Propiedad Intelectual en nuestro país y en el mundo. La Universidad como ente de creatividad y desarrollo del conocimiento, debe moverse según el ritmo que nos baila el nuevo siglo. No obstante, vemos como la falta de cadencia en este ámbito hace que no se proyecte a nivel global y competitivo como otros países. Los riesgos son parte del cambio y el cambio es parte de la innovación.

Por otro lado, es contradictorio el escuchar trilladamente el término colaboración cuando entre el mismo profesorado es casi nula esta práctica. Los celos intelectuales entre ellos son peores que los de pareja, no logran entender que aunque compartan su conocimiento, JAMÁS perderán su sabiduría. Al contrario, habrá una explosión, no sólo de cantidad, si no de calidad. La propiedad intelectual “promueve” el que los autores vivan de su producto, pero se ha demostrado que esto sólo le ha funcionado a una microelite. Entonces, ¿cuál es la resistencia? Sin lugar a dudas y como ya se mencionara anteriormente, la presión institucional es arrolladora. Sin producciones impresas protegidas legalmente, las posibilidades de acenso se reducen. Pero, ¿qué pasa con la creación digital?

Es triste pensar que debido a los acelerados cambios tecnológicos intenten reducir y controlar la producción de obra intelectual. ¿Por qué no apoyar el que las producciones intelectuales pasadas se liberen mediante su digitalización? ¿Por qué pagar por informes, reportes, artículos o investigaciones, no vivimos en la Era de la INFORMACIÓN? La Declaración de Ginebra en el 2004 le riposta a la Organización Mundial de Propiedad Intelectual que “la concentración de la propiedad y el control del conocimiento, entre otros, perjudican el desarrollo de las instituciones académicas democráticas”. ¡Despertemos! Por qué asimilarnos a leyes arcaicas cuando podríamos tener una visión productiva totalmente diferente como lo ha hecho Lawrence Lessig con la creación de las licencias Creative Commons. ¿Qué están haciendo el gobierno y el mundo universitario para presentar propuestas legislativas e institucionales que modifiquen la gestión del derecho de autor? Richard Stallman, propulsor de la Cultura Libre menciona en su blog: “No necesitamos Propiedad Intelectual, necesitamos Riqueza Intelectual. Una riqueza abierta dedicada a la investigación y promoción de formas nuevas e imaginativas de estimular y diseminar el conocimiento”.

Mi punto de vista: Que viva el Copyleft, la Apertura y el Construccionismo Social!